Educa tus deseos y serás feliz
La base de la felicidad no consiste en anular o controlar nuestros deseos, sino en la posibilidad de educarlos y enfocarlos hacia la percepción correcta de nuestras fragilidades -que no son otra cosa que el reflejo de una realidad inexistente- y cómo corregirlas. Si hemos recibido lo suficiente en la vida y no somos felices, por qué no empezar a compartir las alegrías, las penas, el amor, la necesidad de él, el hambre y la saciedad… Si nos educamos para la integración de nuestras carencias, podremos enfocar el deseo hacia el dar, en vez del recibir -que no nos ha proporcionado nada- y alcanzar la felicidad.